Ekim 18, 2021

Sali del Armario

ile admin

Boobs

Sali del Armario
Salí del armario

Cuando salí del armario a mis 19 años, empecé a renovar el asunto gay buscando en
los llamados videos o donde se dan las películas de “ambiente”, muchachos al paso
a quienes permitía succionar mi pene de 18 cms a cambio de venirme en sus bocas y
follarlas rudamente. Pero necesitaba algo más puro, más emocionante y menos subte.
Empecé a cavilar como encontrar un muchacho menos recorrido en el ambiente, al cual
pudiera penetrar con confianza y hacer de el mi compañero de juegos. Para esto puse
un aviso en Internet, buscando “un amigo sexual” a quien ayudar.

De los que me agregaron al Messenger, me impresiono Fernando, su conversación era
diferente y algunos de nuestros gustos, como leer eran comunes. Nos citamos esa
misma tarde para ubicarnos en la puerta de un supermercado de un barrio modesto.

Al verlo llegar vi un niño bastante alto, decía tener 18 años pero tenía un rostro de Peter
Pan andino muy interesante, muy niño en apariencia a pesar de haber cumplido los 18
ya. Delgado y de cabello estaba vestido de negro imitando las tribus urbanas pero con
una mirada campesina encantadora. Me contó que era de Huancayo, los andes centrales
y que vivía con su madre y sus “hermanitos” a quienes ayudaba. Me éxito su timidez y
sufragilidad, le dije para ir a un bar y acepto. En el taxi empecé a meditar a que tipo de
bar iríamos. Me decidí por uno abiertamente gay, una cabina que había conocido hace
poco y fuimos para allá, temía asustarlo, pues no parecía tener experiencia al respecto,
sin embargo quería jugar rápido y no equivocar el juego. Definir la situación y pasarla
bien con este efebo de Lima que me estremecía el pene.

Llegamos al bar y comprobé que los ahí reunidos miraban con deseo mi presa, el aire
heterosexual de Fernando y el rostro de niño bueno hacían de el un codiciado trofeo en
ese lugar. La conversación fluyo rápidamente, me sorprendió su cultura a pesar de lo
limitado de su origen Nos ubicamos en un ricon oscuro y empecé a frotar levemente su
pene, encima de un jean ajustado que tenia, que dejaba ver levemente su paquete. Se
dejaba hacer con timidez y me contó algo avergonzado que había tenido una experiencia
hace mucho tiempo con su primo. Experiencia en la cual se habían chupado las pingas
brevemente con temor a ser sorprendidos pero no habían pasado más allá de caricias.

Cuando supe esto, estaba mas seguro del camino a seguir y empecé a besarlo, a besar
esa boca que parecía más de una chica por su belleza que la de un muchacho. Luego
con cierta habilidad dirigí mis manos hacia sus nalgas donde comprobé con agrado eran
duras y turgentes. No contento esto metí las mano entre su pantalón y empecé a llenar
mis manos de esas inmaculadas nalgas lampiñas. Mi pene estaba a mil, así que lleve
su mano a mi zona caliente, se dejaba hacer y tocaba mi pinga con mucha inexperiencia
pero también con deseo. Le dije de ir al cuarto oscuro y aceptó. Ya en el lugar podíamos
sentir la respiración de los otros ocupantes, sus quejidos de placer y una actividad sexual
muy amplia, bajé su pantalón y empecé a tocar esas nalgas con mayor libertad alternando
con su pene para no bajar la excitación.

Lo bese con pasión e hice que deslizara sus labios hacia mis tetillas las cuales empezó
a succionar mientras sostenía mi verga con ambas manos. Me decía que no imaginaba
que tendría un pene así, grande y grueso. Que le producía temor. Sin embargo cuando
baje su cabeza hacia el, empezó una mamada turgente, muy humedad, delicada pero
eficaz. Estuvimos un corto tiempo así hasta que los otros ocupantes del 4º empezaron
a deslizar manos como quien quiere participar de la fiesta y decidimos dejarlo.

Volvimos a la barra del bar y ahí le propuse ir a una habitación privada dentro del mismo
bar alquilan cuartitos así que fuimos. Una vez ahí se desnudo rápidamente dejando ver
un cuerpo espigado, delgado formado y moreno. Los glúteos muy tersos y suaves me
enloquecían junto con el sabor de su piel tan delicado. Empecé a besarlo por todos los
rincones de su cuerpo y él solo cerraba los ojos. Luego puse mi pene en su boca y
empezó a mamarlo con la misma delicadeza, me desesperaba no se lo tragara todo y
solo succionara brevemente el glande. Lo voltee y empecé un beso negro que pareció
sacarlo de cuadro pues comenzó una paja frenética y a gemir. Mi lengua exploraba sus
vírgenes pliegues, morenos de niño andino, con sabor a culo juvenil.Intentaba meter
infructuosamente mi lengua pero casi no ingresaba pues el orificio de mis deseos se
veía pequeñísimo. Entonces puse mi verga en la entrada lo unté con mucho lubricante
e intenté penetrarlo, no se podía y creo que resistía un poco a pesar de que besaba
su espalda y lo masturbaba. Intente nuevamente con algo de violencia e ingresó el
glande ante lo cual arqueo la espalda y lanzo un grito. Lo tranquilice y lo besé pero
estaba muy dolorido, cambiamos de posición y puse sus piernas sobre mis hombros,
el verme precia excitarlo más y la penetración fue un poco más permitida, pero solo
ingresaba la cabeza de mi gruesa verga.

Al final lo volví a voltear y olvidando toda piedad le inserte mi verga, grito y se removió
un poco pero logre ingresar y vencer su duro esfínter. Empecé a bombear mas de la
mitad de mi verga mientras el gemía y decía sentir mucho ardor. Gritaba que lo saque
pero mi pasión era tal que era imposible tomar en cuenta sus gritos. Estuve varios
minutos bastante largos en ese anito delicioso hasta que lo sujete fuertemente por las
caderas, lo atraje hacia mi, y en medio de sus gritos de dolor mezclados con placer
inserte sendos chorros de esperma en sus anteriores vírgenes entrañas. Fernando era
mió, me dejé caer sobre su espalda y le di una última cabalgada antes de dejarlo ir.
Me retiré y me miraba adolorido pero se podía ver en sus ojos felicidad. Mi amoratada
pinga por el esfuerzo le llamaba la atención pero miraba vergonzosamente. Al salir del
bar ya casi todos se habían retirado, pero la mirada del dueño del local denotaba que
sabia que Fernando había dejado su virginidad en ese cuarto que yo me llevaba como
trofeo de mi dura verga.